El Ángel de la Muerte
Señor has liberado al ángel de la muerte. Tú, único dueño de la vida, el mundo y todo lo que en el habita. Algunos dicen que por culpa de nuestros pecados contra el vecino y contra el planeta y por la malsana ambición de algunos, lo has liberado para depurar la vida, de toda la contaminación y el mal que se esparce sobre la faz de la tierra. Otros lo atribuyen a “causas naturales”, que simplemente “suceden de cuando en cuando”, otra forma de desconocer tu poder y tu gracia. Pero yo sé, que es tu voz llamándonos a la fe y también a la razón, para no olvidar que cada cosa que hacemos puede afectar a otros, que no somos una burbuja aislada flotando por el universo, que nos cubrimos con la misma piel, respiramos el mismo aire, tomamos de la mismas fuentes y pertenecemos a la misma especie. También sabemos que la mortandad se detendrá a su tiempo, solo cuando tú, en tu infinita sabiduría y misericordia lo decida, por eso te imploramos misericordia, no solo para los