Cuando alguien de los nuestros muere...
Cuando alguien de los
nuestros muere, algo de nosotros muere con ellos
pero también mucho de
ellos permanece en nosotros para siempre y trae a nuestra memoria, a
todos aquellos que partieron antes.
Pero algunas veces, el dolor es un mayor cuando creemos
que se fueron antes de tiempo, sin darnos la oportunidad de una despedida por
sencilla que hubiese sido.
Hay mucho dolor por ellos, pero también gran dolor
por lo que en nosotros muere para siempre con ellos.
Alguna oportunidad de una palabra sabia,
un abrazo que no se podrá ofrecer ya más,
una mirada
que nunca volveremos a ver,
unas manos que jamás volveremos a tocar, un aroma,
un momento
único en el tiempo,
valiosos mucho más que el oro.
Lamentaremos por siempre no haber vivido más y
mejores momentos con quienes amamos pero que a veces descuidamos por los
avatares de la vida
Quiera el altísimo concedernos sabiduría para vivir
con los nuestros todo lo que podamos vivir a su tiempo
y discernimiento para mediar oportunamente entre la
confianza y la prudencia
Bienaventurado el corazón de aquel que
conserva entre su pecho el afecto que nace de la fuerza de las líneas de
sangre…
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